Hoy en día estoy conforme con mi apariencia (¡fueron superadas mis expectativas en mi último cumpleaños!) y bastantes personas me han dicho que se sienten cómodas hablando conmigo. Eso me gusta; me siento útil y apreciada. Empiezo a pensar que tengo cierto derecho a transitar por este mundo, que no fue un error mi venida. Sé que debo agarrarme a eso como si fuera el último hilo del que pendo, para no caer en las profundidades del odio y desprecio que inculcaron otros en mí y que fui validando con el paso de los años y los errores que no supe perdonarme. Agarrarme con uñas y dientes, aunque a veces me siga resbalando.
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