Farmacia

11 jun 2015

El otro día fui
a la farmacia.

Me atendió
el mismo tipo
que me atiende siempre a la noche.

Durante el día
atiende la mujer.

Nunca cierran.

Yo no sé si entre todos los clientes que tendrán
recordarán mi cara,
pero yo me acuerdo de cada vez que fui a comprar preservativos;
particularmente una, cuando le pedi MEGA
y el tipo me quiso convencer de que los ultrafinos eran lo mismo
porque estiraban
-como vendendora cuando te dice que el jean cede-
y yo pensé "pobre pibe" y los compré igual, porque a esa hora era lo único que estaba abierto,
-salvo la estación,
pero la estación queda en la otra cuadra y siempre hay un par de lateros zumbando mientras comprás-,
entonces pensé "pobre pibe" y le compré ultrafinos.

Otras veces que compré forros, también llevé ultrafinos, excepto una época en que me había hecho fan
de los tachonados. No importa.
Cuestión que he ido desde mi adolescencia a horas inhóspitas a esa farmacia
y siempre atiende el mismo tipo.
Me pregunto si me recordará de las veces en que era menor
y compré pastis de emergencia,
porque los forros del M.S.P. eran demasiado delicados
para un adolescente alzado e inexperto que garcha al costado del estacionamiento
de un complejo habitacional.

Y ahora iba con mi cara envejecida más de una década
a comprar
algo tan simple e inocente
como un jarabe para la tos.