Le hablo a la nada.
Le hablo a la nada
y hablo
por mí.
No lamento lo que pierdo;
elijo perderlos
para encontrarme.
Amigos eran los de antes,
pero antes yo
no era igual que ahora.
Le hablo a la nada,
como el náufrago
que tira mensajes
embotellados
y no pierde la esperanza,
pero piensa cada día
en tirarse al mar
para siempre y no tener
que seguir recibiendo
que seguir recibiendo
sus propias botellas
devueltas por las olas.